viernes, 23 de febrero de 2018

Filebo escribió una vez:

"Filebo", seudónimo de Luis Sanchez Latorre.
 Presidente de la sociedad de escritores
de Chile

Luis Sánchez Latorre, Filebo (1925-2007)


  



Historias de Victoriano: A pesar de ser hombre de excelente humor, a Victoriano Reyes Covarrubias le dio en su época por tomar el periodismo en serio. 


¿Recuerda usted la versión de Billy Wilder del filme “Primera plana”, con Jack Lemmon, Walter Matthau y Carol Burnett? Pues bien, en los clásicos años treinta, aparecen por primera vez los periodistas disfrazados de periodistas, y no lo son. Con exactitud, Victoriano Reyes Covarrubias era periodista y tenía aspecto de tal. No era falso su disfraz.

Recordaba el maestro mexicano Alfonso Reyes (Alfonso Reyes Ochoa, para los que todavía ignoran su apellido materno) que se había comprado un traje llamado de “corte cazador”. Presa de gran entusiasmo, se le ocurrió ir al campo con esta indumentaria. Una vez allí, consultó acerca de algo a un labriego. Éste, muy amable, le preguntó al escritor qué profesión tenía. Alfonso Reyes no la ocultó:

-Escritor.

Y el comentario del campesino:

-Ese traje le debe de resultar bien cómodo para lo que usted hace.

Para completar su atuendo, a Victoriano Reyes Covarrubias no le faltaba ni la compañía de la espléndida cachimba de espuma de mar quemando un aromoso tabaco. En verano usaba unas ropas claras, frescas, y unos zapatos de dos colores que simulaban la presentación de las antiguas polainas. Canoso prematuro, nada inclinado a la calvicie, le gustaba llevar el corte de pelo con tendencia al cepillo. Cuadraba este corte con su cara en forma de rectángulo.




Con exactitud, Victoriano Reyes Covarrubias era periodista y tenía aspecto de tal.  No era falso su disfraz.

Victoriano Reyes Covarrubias.


Escribía y hablaba el inglés con la expedición de un verdadero “gringo”. Dejó el cuarto año de medicina para abrir cauce a su vocación de perdiguero de las noticias. En la radio, con su animación personal, puso en boga “La marcha del tiempo”, una suerte de original caleidoscopio de lo que estaba sucediendo en el mundo. En este sentido, fue un adelantado de la globalización que hoy se extiende como epidemia por todo el planeta.


Desde luego, era culto (erudito en informaciones) y conocía a todo el mundo. Su pluma -o, mejor, su máquina de escribir- se sentía siempre tocada por temas apasionantes y sabrosos. De él recuerdo entrevistas inolvidables a Gabriel González Videla, a Hernán Díaz Arrieta, a Raúl Silva Castro, a Miguel Serrano. A menudo ilustraba sus amenas crónicas con seductores dibujos de creación propia. De más está decir que un artículo de Victoriano Reyes Covarrubias era tanto o más entretenido que uno de Soiza Reilly o de Ramón Gómez de la Serna.



Tenía el don de la sonrisa. Para abrochar su bagaje de periodista completo, sabía tocar el violín. Y no “por un sorbo de alcohol y un puñado de tabaco”. Con el ejercicio de esta docencia pública, dio lustre a una sufrida e incomprendida profesión. 



Recopilación de: Alejandro Glade R.



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