sábado, 26 de noviembre de 2022

El dragón Bordado.

 

Por: Victoriano Reyes Covarrubias.


Mientras los problemas candentes del cobre y del salitre monopolizan la atención del país, porque la vida económica depende de la buena venta de esos productos básicos, hay otras cosas que también obsesionan. La contextura espiritual tiene la culpa. Y esta una explicación somera de por qué, a veces, se escribe como si se estuviera en un extraño país. A menudo se nos pregunta: ¿por qué ha escrito usted sobre los dragones, cuando lo que ahora interesa es el cobre? La explicación es sencilla: los dragones también forman parte de nuestra vida, aunque no económica, pero si emocional…

Esto lo hemos pensado ante la silueta maravillosa de un dragón bordado en una carpeta que se exhibe en la ventana de un comercio. El reptil alado parece estar vivo, recién salido del archivo milenario de los años. ¡Un dragón! Es infantil pensar en él en estos tiempos de grandes descubrimientos y atroz desilusión. Los ejemplares de dragones de la isla de Komodo son pobres reptiles que se diferencian mucho al de la carpeta. Este último es maravilloso. Dan deseos de tener a este monstruo por amigo y borrar todos los recuerdos de sus malandanzas aún aquellas relatadas en las baladas de Percy y que conocemos con el nombre de “Reliquias”.

Enamorarse de un dragón bordado revela cierto “pathos”. No obstante, el “escapismo” ambiente nos hace caer en estos infantilismos, para olvidar el cobre, el salitre, los altibajos de la política, los robos, los cogoteos y las mil delincuencias que se cometen y que comparadas con las fechorías de los dragones éstas resultan nimiedades.

Una dama nos decía que en cierta ocasión bordó un dragón en un cojín y que solía ponerlo en un sofá para que su marido recostara la cabeza. En mala hora hizo eso, porque el marido enfermó de raro mal y comenzó a despedir humo por las narices… ¿Sugestión? Tal vez la mala fama de los dragones ha llegado hasta nosotros produciendo los dos estos fenómenos. Pero ya comprarán esa carpeta y el comprador será una persona libre de perjuicios. Los reptiles alados en cuestión han sido pintados en actitudes demoníacas, pero todo ha sido simple propaganda. El burlesque de Carey se ensañó con ellos, pero hoy los bordados primorosos devuelven la verdadera vida a esos reptiles, para apreciarlos tal como eran. ¿No se ha hecho lo mismo con los hombres? Se escribió en un tiempo sobre sujetos abominables, pero hoy se escribe sobre los mismos en diferente tono, devolviéndoles el prestigio, Torquemada, Napoleón Genghis Khan, Tamerlán, Iván el Terrible, etc. Creemos que ese bordado que comentamos es una nueva “biografía del dragón” …


Recopilación de: Alejandro Glade R. / escrito por: Victoriano Reyes Covarrubias.

 

 

miércoles, 9 de noviembre de 2022

La herencia del “Bounty”

 


Por: Victoriano Reyes Covarrubias.

A cuatro mil millas de Valparaíso, anclado en medio del Pacifico, y más allá de la Isla de Pascua, está Pitcairn, trozo de tierra asombrosamente solitario, pero lleno de aventura y de leyenda. Los relatos escritos y cinematográficos, nos han presentado al capitán Bligh y su barco, el “Bounty”, en relación con el motín historiado.

Últimamente se ha hablado de la isla de  Pitcairn en los trazados de la posible ruta aérea desde las costas de Chile hacia Australia, poniendo a Rapa Nui y al reducto de los amotinados como paradillas en el largo vuelo hasta Sidney.

En los días del famoso motín, el Pacífico, vibrante y cálido, era surcado por muy pocos buques. Los exploradores de sus islas habían regresado al mundo civilizado con muchas maravillas que habían presenciado: islas dedicadas a Venus, salvajes hombres que vivían en el regazo de una naturaleza exuberante, estatuas gigantescas en la isla de Pascua y una raza de dioses descendientes de héroes homéricos. Pero fue el milagroso árbol del pan el que comenzó toda la historia en el siglo XVIII. Estimuló la imaginación práctica.

En esos años ya perdidos, partieron esos hombres al mando de Bligh desde Tahití, la Nueva Citérea, pero no volvieron más. Sólo Bligh y sus oficiales vieron de nuevo la civilización, después de navegar 3.618 millas en un bote, durante 41 días y bajo un sol enloquecedor. Los amotinados se instalaron en Pitcairn y formaron allí su mundo, el que aún se desarrolla junto al yunque que fuera del “Bounty”.

Harry Shapiro ha escrito la historia de Pitcairn a través de seis generaciones. Contiene los detalles de la redención de la isla. Otros como Barrow, Beechey, Lady Belcher, Fryer, Owen Rutter, Rosalind Young y el mismo capitán William Bligh, han relatado lo sucedido allí.

La biblia de Bligh se conserva en Inglaterra, y ahora el libro de Shapiro que no es muy reciente pero si desconocido, contiene fotografías de como se vive en Pitcairn, con radio, pianos, iglesias, tribunal, teatro, regatas, agricultura, etc.

Si la ruta aérea se establece entre Chile y Australia, las islas de Pascua y Pitcairn ganarán mucho. No serán simples “piedras para pisar” en el enorme charco del Pacífico, sino lugares de comercio, sitios para vivir con tranquilidad, lejos del maelstrom de los continentes. Pero surge la pregunta de siempre: ¿Se interrumpirá la vida apacible de esos isleños? En cuanto a Pitcairn ¿no eligieron sus primeros residentes el aislamiento antes de regresar a la vida civilizada? ¿Qué civilización? Los descendientes de Fletcher Christian y los otros, hoy día llevan el sello del amotinamiento. Esa es su herencia. Pero, sin duda, desean olvidar toda pasada aventura. Ellos quisieran que a pesar de los cientos de años, el capitán Bligh todavía estuviera navegando en su bote hacia Timor…para que el mundo no se ocupara de su historia. Empero es interesante, y cada libro ahonda la leyenda.


 Recopilación de: Alejandro Glade R. / escrito por: Victoriano Reyes Covarrubias.

 

 

 

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