viernes, 22 de abril de 2016

Contagio mental.

31 de Octubre 1948
V. R.C.

En informaciones cablegráficas aparecidas en estas mismas páginas se ha dado cuenta de un recrudecimiento asombroso de la criminalidad en Inglaterra. Posiblemente sea un fenómeno mundial, que en otras partes pasa inadvertido a causa de la poca publicidad que se da a lo que ocurre en algunos lugares que están menos en el “spot – light” o foco luminoso de la actualidad.

La post guerra tiene que ser así. Hay un desequilibrio mental colectivo, que las naciones tratan de corregir, pero siempre escapan las corrientes mentales que son consecuencia lógica de la muerte, de las matanzas y de las calamidades. Casos individuales sirven de ejemplo, para demostrar el contagio mental peligroso que se evidencia en hechos tremendos.  Aquel niño de 12 años de edad, de Ipswich, Inglaterra – de recordada y triste historia – que se colgó de una viga, después de haberse intoxicado con los pormenores de todas las ejecuciones de Nuremberg, es un ejemplo típico de lo expuesto. El pobre Thomas Ciryl Hailatone representó demasiado gráficamente sus ideas.

El pequeño Thomas no tuvo la culpa, como tampoco tiene la culpa ninguno de nuestros niños que son abandonados a su propia suerte en medio de la complicada vida moderna.

Un conocido escritor chileno dijo hace poco que la narración de fracasos, de ruinas y de asuntos truculentos satisface a un conjunto de enfermos y de fracasados. Es una terrible verdad.

Así como los estudios del doctor Gessell explican la percepción gradual de un bebé, la psicología del niño tiene también su desarrollo por etapas. Esto no es ninguna novedad, pero la mayoría de las personas con hijos o sin ellos, descuidan factores que son fundamentales en la vida infantil.

El contagio mental de los ahorcamientos en Nuremberg no sólo tuvo repercusión en el mundo infantil de Inglaterra, sino también en los Estados Unidos, en Chile y en otros países, como prueban las noticias publicadas esporádicamente en el tiempo que siguió inmediatamente a la soga final de la guerra. Aquí se registró un caso de niño suicida que eligió el ahorcamiento, y a los pocos días de ese hecho, otro suicidio similar conmovió a la ciudad.

Es magnífica la idea de tener un teatro y bibliotecas especiales para los niños. Las cintas cinematográficas, comedias y libros deben ser medidos para el desarrollo mental de los que están aprendiendo a vivir apuntalados por sus cortos años. Las negligencias llevan a la creación de problemas.


Casos inexplicables tienen su raíz en el contagio mental. Tema magnífico es éste para discutirlo en un congreso cinematográfico, y no dudo, que en Venecia, la próxima primavera, el congreso del Séptimo Arte para los niños se ocupará de problema tan vital. Empero, no se debiera esperar que las sugerencias llegaran del extranjero, cuando aquí hay personas que pueden aportar un conocimiento amplio para evitar la zozobra de los barquichuelos humanos en las rocas del mal!.

Recopilación por: Alejandro Glade R. / Crónica de Victoriano Reyes C. 

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