31 de Octubre 1948
V. R.C. |
En informaciones cablegráficas
aparecidas en estas mismas páginas se ha dado cuenta de un recrudecimiento
asombroso de la criminalidad en Inglaterra. Posiblemente sea un fenómeno
mundial, que en otras partes pasa inadvertido a causa de la poca publicidad que
se da a lo que ocurre en algunos lugares que están menos en el “spot – light” o
foco luminoso de la actualidad.
La post guerra tiene que ser así.
Hay un desequilibrio mental colectivo, que las naciones tratan de corregir,
pero siempre escapan las corrientes mentales que son consecuencia lógica de la
muerte, de las matanzas y de las calamidades. Casos individuales sirven de
ejemplo, para demostrar el contagio mental peligroso que se evidencia en hechos
tremendos. Aquel niño de 12 años de
edad, de Ipswich, Inglaterra – de recordada y triste historia – que se colgó de
una viga, después de haberse intoxicado con los pormenores de todas las
ejecuciones de Nuremberg, es un ejemplo típico de lo expuesto. El pobre Thomas
Ciryl Hailatone representó demasiado gráficamente sus ideas.
El pequeño Thomas no tuvo la
culpa, como tampoco tiene la culpa ninguno de nuestros niños que son
abandonados a su propia suerte en medio de la complicada vida moderna.
Un conocido escritor chileno dijo
hace poco que la narración de fracasos, de ruinas y de asuntos truculentos satisface
a un conjunto de enfermos y de fracasados. Es una terrible verdad.
Así como los estudios del doctor
Gessell explican la percepción gradual de un bebé, la psicología del niño tiene
también su desarrollo por etapas. Esto no es ninguna novedad, pero la mayoría
de las personas con hijos o sin ellos, descuidan factores que son fundamentales
en la vida infantil.
El contagio mental de los
ahorcamientos en Nuremberg no sólo tuvo repercusión en el mundo infantil de
Inglaterra, sino también en los Estados Unidos, en Chile y en otros países,
como prueban las noticias publicadas esporádicamente en el tiempo que siguió
inmediatamente a la soga final de la guerra. Aquí se registró un caso de niño
suicida que eligió el ahorcamiento, y a los pocos días de ese hecho, otro
suicidio similar conmovió a la ciudad.
Es magnífica la idea de tener un
teatro y bibliotecas especiales para los niños. Las cintas cinematográficas,
comedias y libros deben ser medidos para el desarrollo mental de los que están
aprendiendo a vivir apuntalados por sus cortos años. Las negligencias llevan a
la creación de problemas.
Casos inexplicables tienen su
raíz en el contagio mental. Tema magnífico es éste para discutirlo en un
congreso cinematográfico, y no dudo, que en Venecia, la próxima primavera, el
congreso del Séptimo Arte para los niños se ocupará de problema tan vital.
Empero, no se debiera esperar que las sugerencias llegaran del extranjero,
cuando aquí hay personas que pueden aportar un conocimiento amplio para evitar
la zozobra de los barquichuelos humanos en las rocas del mal!.
Recopilación por: Alejandro Glade R. / Crónica de Victoriano Reyes C.
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