Domingo 19 de Julio de 1953
Bello libro es el de Giménez Caballero, que presenta resucitamientos de España y ensayos folklóricos de la Madre
Patria. Fue impreso por Caro Raggio, en 1927, en Madrid. ¿Qué importa el
tiempo? Lo interesante es el placer que da su lectura. La resurrección y muerte
de las castañuelas; la ronda de las estrellas, la Soledad y la Purísima y otros
temas dan a sus páginas una atracción irresistible.
La elección de este libro fue al azar. Que despierte el afán de leerlo de
punta a cabo, va en favor de lo dicho por el ensayista Jackson de que la
lectura complementa el arte de vivir, agudizando la “chispa” y refinando los
sentidos. En verdad, la finalidad de la lectura no es más libros, sino más
vida.
En el campo de la literatura se dan múltiples casos de libros que a primera
vista parecen carentes de interés: sin embargo, pasadas algunas páginas, se
tornan necesarios para la vida. Logran tocar la fibra escondida. Por supuesto,
en esto se debe tener presente el fenómeno de que el verdadero lector es un
artista colaborador en la producción de literatura. Jackson no descuidó en su
obra “la Lectura de Libros” aquello de que el escritor se expresa en un libro y
que el lector lo hace “a través” de un
libro. La lectura en su fase más intensa llega a ser escribir con la cabeza de
otro…Bueno, cuando el terrible e inolvidable Schopenhauer dijo que la lectura
era simplemente pensar con el cerebro ajeno tuvo muchísima razón. Empero,
cuando un libro toca la fibra oculta del lector, es porque no entramos tanto en
el alma de otros, sino más bien dejamos que otros entren en nosotros… Llegamos
a ser el autor o sus personajes.
El “hombre leído”, como se dice comúnmente, es el que ha acumulado
conocimientos a expensas de la imaginación. La verdadera lectura es un fenómeno
de recuerdo. Y el primer efecto de la lectura es despertar y no informar. El
libro de Giménez Caballero, que hemos tomado como ejemplo no nos informa, pero
si despierta el interés en cuanto al viejo tema de los toros, las castañuelas y
la Virgen. Es que los libros impulsan a la
mente a contactos más estrechos y vividos con la propia cultura o envían
al lector a aventurar en extraños lugares.
Y también se pierde el tiempo lastimosamente con la lectura. Si. Esto
ocurre cuando los libros no tienen páginas beneficiosas y creadoras. Jamás una
lectura es perdida si lo que hemos leído nos ha revelado la vida o nos ha mostrado cómo vivir.
Recopilación de: Alejandro Glade R. / escrito por: Victoriano Reyes
Covarrubias.
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