lunes, 14 de diciembre de 2015

Niños recomendados



V.R.C.
El desamparo en que viven algunos niños nos mueve a escribir estas líneas. Existe en el problema de la vagancia infantil una buena intención, pero lamentablemente la concentración de esfuerzos no llega a producir frutos deseados. Hay algo esporádico en la acción.

Otra vez se tiene el doloroso espectáculo de los niños que vagan. Se dirá con énfasis que hay instituciones especiales para ellos o que muchos de los asilados se fugan para seguir sus andanzas. Sin embargo, existen casos en que la argumentación sobre el estado de ellos no es tan fácil.

Hemos conversado tranquilamente con uno de estos niños que andan por las calles a merced de la suerte. Su pobreza no la tomamos como credencial, sino como una desgracia. Nos detuvimos a observar la viveza de sus ojos y a escuchar sus palabras que tuvieron por instantes un efecto aplanador sobre su mirada.  ¿Sentía alguna pena grande?

El niño no tendría más de trece años, edad peligrosa y fatal para muchos si no se les cuida física y moralmente.

-¿Por qué vagas? – le preguntamos.

-¡Vaya, qué pregunta! – Contestó al momento con cierta sorna-. Sencillamente porque no tengo recomendación. Me presenté a una de esas instituciones para niños y me salieron con que necesitaba un papel de alguien que me conociera. Hasta conseguí que me llevaran gratis a Valparaíso para ver si podían admitirme en un hogar de allá que me dijeron que era muy bueno. Tampoco logré nada, porque no me conocían y no tenía recomendación. Mis padres me habrían dado al momento una, pero murieron hace tiempo. Y aquí me tienen por las calles mendigando. ¿Quién se atreve a darme una recomendación para entrar a una de esas instituciones para ser un hombre útil y verdadero?

El modo de presentar su caso nos llamó profundamente la atención. La mente despierta del niño no se opacó ante las preguntas. Por el contrario, pareció desahogarse. Uno de los presentes se interesó en este exponente de la vagancia santiaguina para matricularlo en una institución conveniente, ya que el pequeño, por voluntad, deseaba mejorar su condición. Le dio la recomendación requerida.

Todo parece bien, pero lo malo salta a la vista. ¿Es manera de ayudar al niño desamparado o combatir la vagancia infantil ésta de las recomendaciones? Si se cree       a un niño de malas inclinaciones, al igual que una fruta podrida que va a corromper a los demás. ¿no hay psiquiatras para apartarlos o guiarlos? La recomendación en este caso es una maldición a horcajadas sobre la pobreza.



Recopilación de: Alejandro Glade R.



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