V.R.C. |
Es un tanto extraño propiciar una
guerra al “fresco” en medio de la canícula atroz que sufrimos. Pero hay que
apuntar los cañones, sin pérdida de tiempo, para hacer blanco en esos señores
que hacen del cinismo, la desfachatez y el engaño una profesión lucrativa.
En este último tiempo ha
aparecido una legión de estos “frescos”, cuya
identificación salta a primera vista. Así como el pensionista del
“Lunatic Asylum” que decía a gritos que era el quinto tomo de la Enciclopedia
Británica y que le abrieran el pecho para que buscaran un artículo sobre
máquinas de coser, los “frescos”, también solicitan con su actitud paranoica
que los abran como un frigidaire para buscar en ellos la vergüenza congelada. Y
tienen, en verdad, la vergüenza transformada en barra de hielo quemante.
Esta clase de individuos, que se
introducen en todos los medios, presenta una variedad desconcertante >desde
el “bolsero”, que gusta que otros hagan los gastos de un festejo, hasta el
“medido caballero” que no da un paso si no lo dan los otros primero… Este
último es el más peligroso, quizá, porque mistifica exhibiendo un barniz de
prudencia. La guerra debe ser declarada, sin cuartel, en contra de los cínicos
que aprovechan las circunstancias para beneficiarse con desmedro de los demás.
En general, son antidemocráticos,
egoístas y ambiciosos. Con una cara llena de sonrisas pueden “pitarse” a
cualquiera persona ocupada en cosas serias. Hacen de la vida de relación un
caldo de cultivo para sus explotaciones y hablan como los demás mortales,
articulando frases agradables, pero calculadas en lo más mínimo. Enmudecen, de
repente, para observar la jugada y donde aplicar el golpe.
Conocemos a muchos de estos
“frescos”, que se acondicionan al ambiente elegido, y lo hacen con tal maestría
que su mimetismo es perfecto. Con los resultados viene la exclamación de la víctima:
-¿Si lo hubiese sabido antes!
La peligrosidad del seriote
redomado, cuya “frescura”, se oculta detrás de su amaneramiento, está en el
carácter que da a sus acciones que inspiran confianza. Solícito, hace favores,
todos geométricos, para después realizar el “profitaking”, es decir la venta de
acciones para materializar utilidades… Especula con la amistad y enajena a la
primera postura la palabra empeñada. Y sigue su vida de sonrisas y de falsa franqueza,
provocando un ambiente helado en los círculos en que es bien conocido. Por eso
busca medios nuevos, vírgenes de sospecha, para rendir culto al des-cinismo.
Recopilación de: Alejandro Glade R.
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