lunes, 3 de agosto de 2015

Leyenda Chileindiana

                                                     Por: Victoriano Reyes Covarrubias.



Hay que sacar a nuestro aborigen del olvido, de su aplastamiento y de todo aquello que lo destruye física y moralmente. No se puede hablar de nuestras pasadas glorias si hacemos el vacío a los araucanos. Esto lo decimos a propósito de la cinta cinematográfica que comienza a rodarse  este mes en Cuzco y Machu Pichu, para exhibir ante los públicos del mundo, "La leyenda del Inca". Estudios norteamericanos se interesaron en filmar esta leyenda, con asesores del Perú. ¿Por qué no puede hacerse una cosa igual en nuestro país?









Si hay aquí medios propios para rodar una cinta de esta naturaleza, cuanto mejor. Tenemos la materia prima que es una leyenda magnífica, una gesta por todos reconocida como sublime y ejemplar. Fueron los araucanos unos valientes a toda prueba, lo que sería un tónico cinesco para muchos espíritus tímidos que encontramos a cada paso. Una película que se titulara "La leyenda del Araucano" y que se exhibiera en los  países del orbe, no nos dejaría mal. No buscamos una posición egoísta de beneficio actual, sino que con ello se haría una obra de reparación. Los araucanos han estado relegados a sus pobres tierras, alejados de todos los centros ultra modernos. No podemos dejar que se extingan al son de su monótona trutruca ni que todas las figuras legendarias, bravías e incomparables, se pierdan en libros de lectura escolar que luego se dejan para no tomarlos más. O bien, una  que otra estampa para turista, que no da la idea exacta de lo que fué una raza y que hizo que Ercilla reconociera sus valores en un poema  inmortal.

Desde antes que llegara el conquistador español, los araucanos tenían  su vida y organización. Y luego, la lucha grande por la tierra, con las figuras que surgieron del deseo de sobrevivir. Hombres como Caupolicán, Galvarino, Lautaro y otros; mujeres como Janequeo y Fresia, en fin, tantos personajes verdaderamente cinematográficos, que harían una cinta valiosa. Con esta obra, que sería a la vez un documental, el indio araucano sería mas comprendido por las gentes del país y del extranjero; mejoraría  su situación moral, al verse más considerado, y se entusiasmaría para emprender nuevas empresas, cultivar la tierra y salir del marasmo en que se encuentra. Y por parte de las grandes ciudades, una cinta de esta clase haría bien para que el público cambiara de actitud. Cuando se habla de araucanos, no sólo hay que pensar en la platería o la trutruca, porque de todo esto vive la gran alma aborigen.


Recopilación por: Alejandro Glade R.

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