Los bandidos rurales famosos dan origen a leyendas con el pasar de los años. Son muchos los que ya están con sus fechorías en libros aparecidos en diversos países. La historia intima de sus inquietudes sanguinarias ha sido escrita por autores que han conocido personalmente al sujeto o bien han recogido en los comentarios lugareños la esencia de sus vidas.
"Stingaree" llevado al cine |
Al leer algunos libros nos salta a la vista que ciertos bandidos han tenido su lado bueno. Sin buscar mucho, el australiano Stingaree ha sido perpetuado en una serie folletinesca, en la que su Winchester y su violín no faltaban en su montura. Asaltaban en los caminos y, de repente, tenía rasgos caballerescos que desconcertaban. Mataba de frente.
Billy "The Kid" |
Salvatore Giuliano, el siciliano de fresca data, ya es una leyenda en Italia. Sus filones heroicos fueron puestos en varios artículos periodísticos, que ahora forman una biografía, escritos por una periodista sueca que llegó hasta la guarida del bandido.
Calamity Jane |
Billy "The Kid", en Estados Unidos, tiene varios tomos y películas; lo mismo Calamity "Jane", mujer que nada envidió a los varones más pícaros. José María, en España, fué un Frá Diávolo español.
Joaquín Murieta |
Joaquín Murieta, el que arrastró su drama en California, constituye una historia muy leída. Lo conocemos como chileno, por sus actitudes valientes, decididas y generosas, pero también Méjico lo reclama como de su nacionalidad. En las librerías hay historias noveladas de Murieta y una de ellas es una verdadera epopeya del bandidaje, en la cual trasuda la venganza de ofensas familiares.
El huaso Raimundo, el bandido sureño que fué la desesperación de la policía chilena, tuvo que entregarse al ser perseguido por la zarzamora ardiente. Era un bohemio del homicidio dentro de su incultura. Las "Aventuras del Huaso Raimundo" están en un folleto que suele encontrarse muy amarillento en las librerías de viejos. Son páginas populares escritas para poner en relive ciertos actos justificativos de su delincuencia, pero en resumen es el clásico bandido rural que mata sin piedad y que siempre lleva una vida mísera, amparado sólo por las gentes compasivas que le alimentan a hurtadillas o le proporcionan balas para su carabina recortada, impulsadas por el temor.
Lampiao |
Estos bandidos rurales son diferentes a los delincuentes urbanos. Son individualistas por necesidad. Sus vidas extrañas se identifican con la soledad y con la guarida en que se esconden como si fueran alimañas. Y es allí en donde, sin pensarlo, dan origen a una leyenda.
Recopilación por: Alejandro Glade Reyes. / Escrito por: Victoriano Reyes Covarrubias.
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