martes, 4 de agosto de 2015

Montecristo Chileno

                                 

Puerto Montt ha estado de fiesta. El centenario de su fundación ha aparecido en el comentario nacional, con toda su historia y un acopio de datos para muchos, desconocidos. En verdad, en el desarrollo de Puerto Montt hay cosas dignas de admiración. Es que el esfuerzo de los hombres del sur se ha hecho realidad en una provincia. Llanquihue, cuyo sólo nombre evoca tantas aventuras y anécdotas de pioneros.


Pero sin retroceder mucho en el tiempo encontramos un personaje de libro que los puertomontinos gustan recordar. En esas tierras sureñas, Ramón Saraos, apareció por el año 1895. Dejó en el departamento de Carelmapu, hoy Maullín, realidades y leyendas. Los lavaderos de oro dieron riqueza a este hombre, pero con la facilidad  que llegó el oro, así también se fué… Saraos hacía  bolas de oro para jugar con ellas. No eran raros los tejos del mismo metal, que al volar por los aires relumbraban como un grito al sol segundos antes de estallar la carcajada o la imprecación por el “punto bordeado” de la lujosa contienda de rayuela. Y más aún, este aventurero, buscador de oro, amante del buen vivir, dicharachero y audaz, gustaba beber vino como en los tiempos de los monarcas magníficos. Había hecho unas copas de oro también, para que el vino tomara un sabor especial “en la mente”. Y al llegar a Santiago, en sus viajes rumbosos, sacaba estas copas de su maleta y bebía champaña en ellas en los sitios más elegantes, en los clubes de privilegiados, ante el asombro de muchos ojos. Relataba sus esfuerzos sin muchos adornos y todo lo revestía de un aire natural, pero esa naturalidad era ficticia, porque en el fondo le agradaba hacer ostentación de sus hallazgos auríferos, de su dinero y de su suerte.

Cuando oímos hablar de la cordillera de Saraos, cordillera que no existe porque es parte  de la cadena de montañas denominada malamente cordillera de la costa, el recuerdo de Ramón Saraos viene automáticamente a la memoria. Y con ello todo cúmulo de andanzas y ostentaciones  que le valieron para la posteridad el sobrenombre de “Conde de Montecristo”.

Tuvo Saraos mucha riqueza, el oro pasó por sus manos en forma abundante y fácil; los amigos le rodearon por doquier, y a fe de personas muy ancianas que lo conocieron, tenía una apostura singular. Era una paradoja debajo de su piel curtida por las mañanas y las noches al aire libre: amaba la riqueza, pero al mismo tiempo la despreciaba en forma inconsciente por esas raras leyes de la naturaleza. Y murió pobre a  igual que cualquier desheredado de la fortuna. Una historia vulgar si se  quiere, pero con chispazos de leyenda y de personaje de libro.

Recopilación de: Alejandro Glade Reyes / Escrito por: Victoriano Reyes Covarrubias.





8 comentarios:

  1. Estimado, gracias por el relato. Me pregunto si podrías compartir más antecedentes que tengas de este personaje, puede que sea algún pariente no tan lejano mio. Gracias. M. Saraos

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    1. Mauricio, lamento decirte que estas crónicas fueron escritas por mi abuelo Victoriano Reyes Covarrubias, periodista, y premio Nacional de Periodismo con mención en Crónica, ya hace mas de cincuenta años, y publicadas en el periódico "Las Ultimas Noticias" las estoy re-escribiendo porque se encontró un cuaderno con todas las crónicas que él escribió durante varios años, y por las que le dieron ese premio... No tengo mas información pero te agradezco que te hayas dado el tiempo de leer, lo que me alegra muchísimo, porque no estaba muy convencido de que tuviera mucha aceptación... Gracias por tu tiempo.

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    2. Mauricio por cualquier otra consulta estoy a tu disposición, Atentamente Alejandro Glade R. desde Santiago de Chile.

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    3. Gracias Alejandro, de todos modos es una pista más, e importante, para rastrear mi historia familiar. Loable trabajo el que estás haciendo con tu abuelo, de seguro debe haber sido un gran cronista, sobre todo en aquellos tiempos en que el trabajo periodístico era hecho con una pasión distinta. Bueno y si requieres la ayuda de un profe de historia, también me la puedes pedir. Saludos

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    4. Gracias Alejandro, de todos modos es una pista más, e importante, para rastrear mi historia familiar. Loable trabajo el que estás haciendo con tu abuelo, de seguro debe haber sido un gran cronista, sobre todo en aquellos tiempos en que el trabajo periodístico era hecho con una pasión distinta. Bueno y si requieres la ayuda de un profe de historia, también me la puedes pedir. Saludos

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    5. Gracias Alejandro, de todos modos es una pista más, e importante, para rastrear mi historia familiar. Loable trabajo el que estás haciendo con tu abuelo, de seguro debe haber sido un gran cronista, sobre todo en aquellos tiempos en que el trabajo periodístico era hecho con una pasión distinta. Bueno y si requieres la ayuda de un profe de historia, también me la puedes pedir. Saludos

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    6. Encantado de cruzar estas palabras, dentro de estas crónicas hay muchas vividas por él mismo, mi madre me las ha contado en alguna oportunidad y me vuelven al recuerdo cuando encuentro la crónica... y me pregunto... esta historia ya la sabía... y es porque mi madre me las ha contado como anécdotas de mi abuelo...

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  2. Mauricio, gracias por la ayuda que me ofreces como profesor de historia, ya tengo casi agotadas todas las investigaciones sobre mi abuelo... actualmente estoy investigando sobre una carrera automovilística que él transmitió como prueba para la primera transmisión en vivo por radio de esta carrera... y no es mucho lo que he encontrado... si por casualidad tiene alguna información sobre este tema se lo agradecería... de antemano muchas gracias... Aledandro.

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